Esta es la conclusión a la que se ha llegado tras tres días de discusión en la Cumbre de los Objetivos de Desarrollo del Milenio celebrada en Nueva York. Lamentablemente, no es ningun secreto para nadie que la meta fijada, hace diez años, de erradicar la pobreza extrema del planeta antes del 2005 esta lejos de alcanzar. Sin embargo, es difícil aceptar que casi un cuarto de la población mundial vive bajo el umbral de la pobreza, 1.000 millones de personas no tiene acceso al agua potable y 2.500 millones carece de servicios de saneamiento básico. Además, otros 1.000 millones sufren hambre y 70 millones de niños y niñas están por escoralizar.
El problema de la financiación de la ayuda ha centrado el debate de la Cumbre, en la que se han propuesto dos soluciones distintas que en ningún caso suponen una aceleración de su contribución al desarrollo, una partida susceptible de ser recortada en estos tiempos de planes de ajuste y recuperación lenta tras la crisis.
En un lado se encuentran quienes defienden una vieja propuesta convertida en ‘financiación innovadora’: la creación de una tasa sobre las transacciones financieras que ayudaría a paliar el déficit de ayuda provocado por la crisis económica.
En el otro, la insistencia en la necesidad de mejorar la gestión de la ayuda siguiendo principios de transparencia, rendición de cuentas, trazabilidad de los recursos, es decir, una gestión orientada a los resultados centrada en el uso de recursos limitados de forma efectiva. La propuesta auna esta necesidad con el buen gobierno.
Y es que, lentamente, va ganando peso la importancia de la transparencia y el gobierno abierto en contextos de desarrollo.
Ya habíamos adelntado que el Banco Mundial , las Naciones Unidas y USAID han utilizado las TIC para liberar datos públicos relativos a su inversión en Ayuda al Desarrollo a través de tecnologías Open Data contribuyendo a la transparencia y a la rendición de cuentas. El uso y reutilización de esta información permitirá, además, la mejora de la eficacia de la ayuda proporcionada por organismos internacionales evitando el solapamiento de acciones similares en un mismo territorio y permitiendo un mejor aprovechamiento de los recursos materiales, humanos y económicos gracias a la obtención de datos interrelacionados (linked data).
Pero no solo eso, el modelo de Gobierno Abierto y su instrumentalización a través de las TIC permitirá el fortalecimiento de los estados débiles en su propio desarrollo, impulsando así el principio de responsabilidad mutua. Uno de los cuatro principios en los que se apoya la nueva estrategia de USAID, la Agencia de Cooperación Internacional de Estados Unidados, publicada, este mes, bajo el título “Celebrate, innovate & sustain“. Los otros tres principios sobre los que se apoya la estrategia son el “Aprovechamiento de la innovación”, la “inversión sostenible” y la “trazabilidad de los resultados de desarrollo”.
Y es que la celebración de la Cumbre ha permitido analizar el nuevo contexto de la Ayuda para el Desarrollo, en el que se comienzan a escuchar conceptos, ya conocidos en el ámbito de la Sociedad de la Información, como gobierno abierto, innovación social, creatividad, transparencia, participación y colaboración.
Post elaborado por mi compañera Jimena Pascual y publicado aquí.