“Y tú…, ¿Te atreves?”: Notas de viaje 2

La visión de la tecnología como un intermediario entre el ser humano y su entorno, que al mismo tiempo que facilita la vida y el trabajo favorece el aislamiento social, es una idea que ha venido extendiéndose a lo largo de las últimas décadas.

Sin embargo, experiencias como las vividas a lo largo de las sesiones del proyecto “Y tú…, ¿te atreves?” nos aportan un novedoso punto de vista que concilia la utilización de sofisticados dispositivos lúdicos con la necesaria socialización del ser humano, facilitándola incluso. Estamos hablando no sólo de comunicación y relación social, sino de diálogo intergeneracional. Es posible, y lo hemos comprobado, establecer un espacio favorable en que miembros de la llamada “tercera edad” y adolescentes compartan un interés y accedan juntos a nuevos conocimientos, adquiriendo destrezas que de otra manera necesitarían de un proceso de aprendizaje más trabajoso, y por qué no decirlo, menos natural.

De esta manera, a lo largo de una estimulante sesión de nuestro proyecto en el CSPM de Luanco, chicos y chicas del instituto gozoniego se convirtieron, por espacio de una mañana, en improvisados (y entregados) “profesores” de los asistentes del centro. Es evidente las ventajas de los muchachos como avanzados usuarios de las tecnologías digitales, y los mayores disfrutaron de la atención que sus jóvenes maestros les prestaron, buscando las preferencias de cada uno a fin de adaptar la sesión a sus gustos y necesidades.

Ni tan dependientes los unos, ni tan inmaduros los otros: los chicos mostraron hasta qué punto son capaces, responsables, atentos y esforzados cuando se les da motivo y lugar para demostrarlo, y los mayores vencieron sus reticencias para disfrutar con sus “maestros” de las ventajas que ofrecen Ipads, DS y Wii.

Se puede describir esta sesión como de intercambio: ambas generaciones aportaron conocimientos, destrezas y actitudes, aprendieron sin duda unos de otros; los mayores que “eses tonteríes de guajes” quizás no lo son tanto y los chavales que, una vez que les han encargado una tarea en la que se sienten útiles, otorgando importancia a sus habilidades, es fácil escuchar “histories del güelo”, y sentir más cercano a un sector de edad que la sociedad tiende a invisibilizar.

Así, lejos de resultar fría, aislante y asocial, la tecnología acerca y promueve la relación personal; en lugar de propiciar un universo virtual, artificial y desprovisto de sentido aporta herramientas asequibles y de gran polivalencia para, a través de proyectos como “Y tú…, ¿te atreves?”, sintetizar un nuevo entorno de encuentro intergeneracional, del que seguramente sólo estamos comenzando a sospechar las posibilidades.

Ha sido una sesión emocionante, dinámica, estimulante y muy positiva. Y un inesperado momento de ternura.

Redactado por Covadonga Fueyo.

En la Servilleta ya hemos hablado de «Y tú,…¿te atreves?»

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