Los Moravitas saben cómo no repetir su pasado.

Hace unas semanas tuve la oportunidad de conocer la Ciudad de Medellín y conocer algunas de sus transformaciones sociales y de desarrollo más significativas. Pude observar el «metro«, construido hace 15 años y permanece impoluto, sin un grafitti, sin publicidad caduca, sin chicles pegados en el suelo, con un orden y un silencio propio de una ciudadanía extremandamente orgullosa de este medio de comunicación que les ha transformado su ciudad.

Este orgullo se eleva aún más, como lo hace el metrocable que les lleva a los vecinos (en torno a 400.000) al barrio de Sto. Domingo a sus domicilios. No sólo es la intervención en movilidad, es la modificación del territorio infraestructuras, saneamiento, asfaltado, educación, cultura,  ocio, zonas infantiles, etc de una zona en la que ha renacido su orgullos de pertenecer a Sto. Domingo gracias a su ordenación territorial. Desde la última punta de Sto. Domingo, pueden atravesar todo Medellín por un coste aproximado de un euro.

Pero una de las transformaciones sociales mas significativas que puede ver ha sido la evolución de Moravia. Un barrio anclado en un morro de basura, que como un ave Fénix resurge, se transforma y deja atrás una historia de los años 60/70, con un conjunto de recursos sociales que genera nuevas oportunidades a sus habitantes.

Tuve la oportunidad de estar en el Centro Cultural de Moravia, con espacio para desarrollar y aprender todas las artes: pintura, música, arte, cine, danza, fotografía,… con espacios para la familia como una magnífica ludoteca, punto de encuentro de los vecinos que abre sus puertas todos los días al año, excepto Navidad y Año Nuevo.   La visita se celebró un día cualquiera, la actividad era extraordinaria, la coordinadora que nos dio todo tipo de explicaciones ilusionada con el proyecto y con todo lo que hacía, y además la oportunidad de mirar al pasado a través de la lente de Giovanna Pezzotti. Fotografías que ahora nos permiten ver un pasado difícil de imaginar viendo la actividad que hemos observado alrededor de este centro cultural y de Moravia.

Afortunadamente estas fotos corresponden al pasado, y los Moravitas tienen otro presente y otro futuro.

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