La adopción del modelo 1 a 1 en Latinoamérica

Modelos 1:1

¿Qué son los modelos 1:1?  Son modelos socio-educativos que pretenden aumentar la equidad y mejorar la calidad educativa, disminuyendo la brecha digital y transformando el proceso de aprendizaje destinando una computadora a cada alumno de cada escuela, independientemente de los objetivos, metodologías y abordajes escogidos. (Esnaola, 2011c). olpc3Generalmente se entrega una computadora por alumno, aunque el régimen de propiedad puede variar destinándosela a la familia o a la escuela. Los dispositivos más usados en las iniciativas 1:1 son los netbooks y los portátiles especiales XO.

Se empiezan a usar las ‘tabletas’ (como las iPads o similares) que probablemente se impondrán con el tiempo.  Una de las principales diferencias de los modelos 1:1 con otros de menor saturación tecnológica es el ‘objetivo social’ que suelen incluir, referido a reducir la brecha digital. Un niño conectado puede significar una familia conectada. Pero el concepto de brecha digital ha evolucionado y va más allá del acceso a computadoras o Internet: se refiere a las posibilidades reales de aprovechar las oportunidades de las TIC para las personas.

olpc en perúPor ello, la brecha digital se examina actualmente en base (i) al equipamiento e infraestructura, (ii) a la capacidad para usar las tecnologías, y (iii) a la existencia de contenidos, servicios y productos relevantes. En este sentido, y a pesar de las expresiones generalmente laudatorias de sus gobiernos, los programas 1:1 tienen que evolucionar para que la inclusión digital de una escuela puede verdaderamente reflejarse en la inclusión digital de su comunidad.

Las primeras iniciativas para integrar las TIC en educación en países en desarrollo surgieron a principios de la década pasada (2000-2010), con programas como World Links for Education en 1997 o SchoolNet Africa en 2001. Esencialmente instalaban laboratorios informáticos en algunas decenas de escuelas por país, y facilitaban la comunicación entre las comunidades educativas nacionales (31 en el caso de SchoolNet).

El concepto de los modelos 1:1 surge en 2005 con el programa Un Portátil Por Niño (OLPC, en inglés) por iniciativa del entonces director del Media Lab de MIT, Nicholas Negroponte. Basada en una filosofía pedagógica constructivista, creó un portátil diferente y de bajo costo, el ‘XO’, diseñado específicamente con fines educativos y para niños.[1] Anunciado como ‘el portátil de 100 US$’, su coste unitario se estabilizó alrededor de US$ 150-175, y estimuló la aparición poco después de los netbooks.

En contraste con los laboratorios informáticos donde los alumnos usan las computadoras pocas horas semanales, Negroponte defendía que los portátiles fueran asignados individualmente a los alumnos. Con un uso irrestricto de los portátiles como la herramienta de trabajo, juego, colaboración y creación que las bases constructivistas de OLPC presentan, la idea es que se generan oportunidades educativas sin precedentes para los niños de países en desarrollo. New Horizons Además su uso sigue en el hogar y se extiende a otros miembros de la familia. El entonces Secretario General de la ONU, Kofi Annan, declaró en el lanzamiento de OLPC[2]: Esto no es meramente la donación de un portátil a cada niño, como si fuera un amuleto mágico. La magia esta por dentro – dentro de cada niño, dentro de cada científico, académico o simplemente de un futuro ciudadano. Esta iniciativa está pensada para sacar esa magia a la luz del día.”

Sin embargo, el programa OLPC y los modelos 1:1 son controvertidos y han despertado fuertes críticas tanto desde algunos ámbitos educativos como de desarrollo[3]. Se argumenta que las inversiones necesarias son demasiado onerosas sobre todo para países de bajo desarrollo que no tienen suficientes materiales básicos (libros, cuadernos, lápices o pizarras). Por ejemplo, Ruanda, un país con un activo programa OLPC, gasta US$109 por niño y año en educación primaria, mientras que los costos operativos anuales del programa son de US$75 por niño (Warschauer y Ames, 2010). Asimismo se argumenta que sería más provechoso invertir el dinero en fortalecer al profesorado, que a menudo trabaja con poca formación y en condiciones precarias[4]. O que no existe la capacidad para manejar eficazmente programas de tal escala y complejidad.

Varias iniciativas 1:1 están en marcha en la región (Severin & Capota, 2011; ITE 2011). Algunas siguen el esquema OLPC (usando los portátiles XO) mientras que otros usan netbooks (inicialmente los ‘Classmate’ de Intel o Asus EeePC). Uruguay (Plan Ceibal) y Brasil (Um Computador por Aluno) fueron los primeros en 2007, seguidos por Perú (Proyecto Huascarán) y Venezuela (Proyecto Canaima) en 2008. Otros programas incluyen Enlaces en Chile, Computadoras para Educar en Colombia, el Programa Integral Conéctate en El Salvador, Escuelas del Futuro en Guatemala, y Conectar Igualdad en Argentina.

Hasta la fecha sólo Uruguay y Argentina han puesto en marcha programas de escala nacional, pero ya tienen relevancia mundial: Uruguay se convirtió en el primer país[5] en hacerlo, y Argentina presenta actualmente el mayor programa del mundo.

Puede explorar ambos programas identificando logros y desafíos, así como oportunidades para acciones y métodos de red en la conferencia de Manuel Acevedo: «Pensarse en red»: La siguiente fase de modelos 1 a 1 en Latinoamérica y Caribe. Esta entrada es un extracto de dicha conferencia, con el permiso del autor.

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[1] El XO incorporó múltiple innovaciones tecnológicas. Está basada en software libre, incluyendo un nuevo sistema operativo, Sugar. Puede establecer redes tipo mesh entre la XO de un aula para maximizar acceso a Internet, tiene un muy bajo consumo de energía que evita la necesidades de disipadores de calor, existe la posibilidad de cargarla (eléctricamente) con una manivela, se transforma en una tabletpc, su resistente carcasa para el ‘uso y abuso’ de los alumnos, un monitor que permite su uso en la luz de día, etc.

[3] Este artículo no pretende abordar la viabilidad o conveniencia de modelos 1:1 con respecto a otros modelos de integración tecnológica educativa, sino examinar aspectos de su funcionamiento y formas de mejorarlo.

[4] Además las propuestas iniciales de OLPC no enfatizaban la formación al profesorado sobre los usos de la tecnología para la enseñanza/aprendizaje

[5] En realidad, el primero fue la pequeña nación insular de Niue, en el Pacífico Sur

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